Obra de los santos Ángeles
Primer Congreso católico sobre los Ángeles
en la Ciudad de Buenos Aires
5 de junio de 2004
Temas:
Introducción: Mons. Dr. Roque Puyelli
P. Cornelius Pfeifer, Las diversas etapas de la creencia en los Ángeles en el pueblo judío y la fe en los Ángeles entre los cristianos de la Iglesia primitiva
P. Ignacio María Suárez Ricondo, La angelología en la teologia contemporánea pág. 12
P. Cornelius Pfeifer, LOS ÁNGELES EN LA CULTURA DE HOY, su importancia en la espiritualidad y para el compromiso de la vida cristiana,
frente al reto del Esoterismo y la Nueva Era pág. 15
P. Ignacio María Suárez Ricondo, La doctrina de los ángeles en el magisterio de la Iglesia
Cornelius Pfeifer ORC, Buenos Aires, 5 de junio de 2004
Índice:
1) Introducción
2) La historia bíblica
A) Los ángeles en el Antiguo Testamento
2.1 La concepción primitiva. Orígenes de la fe judía en los ángeles
2.2 Interpretación pre-exílica
2.3 Influencia durante el exilio babilónico
2.4 Los ángeles en la época post-exílica
B) Angelología del Nuevo Testamento:
2.5 Veneración cristiana de los ángeles
2.6 Los ángeles del Apocalipsis de San Juan
C) Literatura inter-testamentaria y judaísmo posterior
2.7 La fe extra-bíblica en los ángeles:
Libros apócrifos, Apocalíptica judía, libros de Henoc, Cábala judía
3) Conceptos y nombres que la Biblia aplica a los ángeles
3.1 Problema de traducción del hebreo al griego (TM – LXX)
3.2 Interpretación de los nombres de los ángeles
3.3 Conceptos aplicados a los ángeles
– conceptos del Antiguo Testamento
– conceptos del Nuevo Testamento
– explicación de los conceptos
3.4 Funciones de los ángeles en la Biblia
– en el Antiguo Testamento
– en el Nuevo Testamento
4) Conclusión
El fundamento para una angelología cristiana
Literatura:
Bietenhart, Hans: Die himmlische Welt im Spätjudentum, Tübingen 1951
Heidt, W. G.: Angelology of the Old Testament
Hophan, Otto: Die Engel, Räber, Einsiedeln 1956
Lavatori, Renzo: Gli angeli, Marietti, Genova 1991
Mach, Michael: Entwicklungsstadien des jüdischen Engelglaubens in vorrabbinischer Zeit, Tübingen 1992
Michl, Johann: Die Engelvorstellungen in der Apokalypse des hl. Johannes, Munich 1937
Tavard, Georges: Historia de los dogmas, II,2b B Los ángeles, Madrid 1973
1) Introducción
Como la Biblia fue escrita en diferentes etapas de la Historia de la Salvación, hubo también un cierto progreso en relación a la fe en los ángeles en el pueblo judío. No encontramos, desde luego, una angelología elaborada en el Antiguo Testamento, por eso prefiero intitular esta charla, no con la palabra ‘angelología’ sino hablar de la ‘creencia’ o de la ‘fe’ en los ángeles del pueblo judío.
Una preocupación del pueblo de Israel desde el comienzo de la Historia de la Salvación es la cuestión sobre cómo mantener pura la revelación divina, y separar una revelación auténtica de creencias fantasiosas y mitológicas. En muchas creencias paganas encontramos una jerarquía compuesta de diversas divinidades, entre los cuales hay una cierta dependencia. La existencia de seres sobrehumanos e intermediarios existía prácticamente en todos los tiempos y en todas las creencias. Al contrario, una religión monoteísta atribuye a un solo Dios la capacidad de gobernar todo, de ejecutar a cualquier tiempo y en cualquier lugar cualquier acción, que puede parecer como algo sobrenatural. Por eso se entiende una cierta reserva en relación a la aparición de los ángeles. Los ángeles no son dioses, ellos están siempre concebidos en plena dependencia de Yahveh, el Dios del cielo y de la tierra. Son los mensajeros, anuncian su voluntad, comunican su palabra, exigen del hombre obediencia y disponibilidad a su mensaje.
Ignacio Suarez – Indice general
Introducción
4.1. Las afirmaciones de la Escritura sobre los ángeles “ 3
4.2. La angelología en la Tradición de la Iglesia …… “ 3
4.3. La situación contemporánea de la angelología …… “ 6
4.3.1. La teología protestante ……………….. “ 6
4.3.2. La teología católica ………………….. “ 7
4.3.2.1. Orientación afirmativa-tradicional “ 7
4.3.2.2 Orientación afirmativa-crítica …. “ 8
4.3.2.3. Orientación negativa ………….. “ 9
4.3.2.4. Orientación de duda …………… “ 10
4.3.2.5. Orientación de la espera ………. “ 10
La angelología en la teología contemporánea
Los ángeles y los demonios, ¿son una realidad o un mito? Es decir, son seres personales realmente existentes o se deben entender como una proyección del inconsciente y los demonios como un símbolo del mal? ¿Cómo leer las afirmaciones del Antiguo y del Nuevo Testamento, el testimonio de la liturgia, de la tradición de la Iglesia, de los documentos del magisterio sobre la existencia de estos seres? ¿Interesan estos seres espirituales para nuestra relación con Dios? Estas son algunas, sólo algunas, entre las numerosas preguntas que se ponen a quien desee emprender un camino de reflexión teológica sobre los ángeles y demonios. Antes de abordar propiamente nuestro tema, detengámonos en explicar brevemente los conceptos de teología, contemporáneo, angelología y demonología.
1.¿Qué es la Teología?.
Como numerosas palabras de la lengua de la Iglesia, la palabra teología pasó por transposición, del griego y del latín a las lenguas modernas. Para la antigüedad pagana los “teólogos” eran los poetas y prosadores que formulaban sus especulaciones sobre el origen del mundo. Platón y Aristóteles utilizan la palabra θεολογία (teología) para designar la mitología[1].
Como creyentes prestamos nuestra adhesión de fe a la revelación transmitida por los profetas, por los apóstoles, y por la Tradición. Aún así, el cristiano que es un ser dotado de inteligencia se esfuerza en comprender mejor su fe. Es la fe que busca la inteligencia. La tarea del teólogo es ese esfuerzo de comprensión, es la búsqueda de la inteligencia que acompaña a la fe: “la ciencia teológica que respondiendo a la invitación de la verdad busca la inteligencia de la fe, auxilia al Pueblo de Dios, de acuerdo con el mandamiento apostólico (cf 1 Pe 3,15), de dar razón de la propia esperanza a aquellos que la piden”[2]. Por ello, la teología es el tratado o estudio acerca de Dios, es ciencia de la fe.
Esta expresión significa tratado, reflexión teológica sobre los ángeles. Ángel es traducción de la palabra griega ánghelos y del término hebraico maľ āk. El significado de las dos palabras es el de mensajero, enviado para una misión[4]. Indica por tanto una función[5]. La angelología es la reflexión teológica sobre cuestiones referentes a los ángeles a la luz de la Sagrada Escritura, de la Tradición y de las afirmaciones magisteriales[6].
Presentemos un breve esbozo sobre la historia de la angelología que nos ayudará a comprender la reflexión teológica contemporánea sobre los ángeles.
4.1.Las afirmaciones de la Escritura sobre los ángeles.
La exposición de la angelología bíblica será abordada por el P. Cornelius Pfeiffer. Sólo indicamos que al igual que en el Antiguo Testamento, también en el Nuevo aparecen los ángeles al servicio de Dios y al servicio de su acción salvadora sobre el hombre[7].
4.2.La angelología en la Tradición de la Iglesia
Sabemos que la Iglesia es el lugar teológico de comprensión y de progreso de la Palabra de Dios, pues la misma Iglesia “no saca exclusivamente de la Escritura la certeza de todo lo revelado” (Dei Verbum 9), sino también de su Tradición: “La Tradición y la Escritura están estrechamente unidas y compenetradas” (Dei Verbum 9). La comprensión del misterio revelado, que es interpretado por la Iglesia y en la Igle sia[8], emerge de la Tradición patrística[9], de la vida litúrgica, de los pronunciamientos conciliares, de la espiritualidad cristiana. Hay por lo tanto una doctrina de los ángeles en la edad patrística, en la liturgia, en las intervenciones del magisterio, así como una espiritualidad angélica.
La época patrística(entre el siglo II y VIII)[10] mantiene como principio que el desarrollo de su angelología debe atenerse a los textos de la Sagrada Escritura. Los Padres reafirman que los ángeles son seres creados de la nada y que la existencia de espíritus malignos se explica por causa de su caída totalmente libre[11]. Desarrollan una jerarquía en el mundo angélico[12], matizando que existen ángeles más cercanos a Dios y otros más cercanos a los hombres. La teología patrística subraya la acción de los ángeles buenos en la historia de la salvación, especialmente en relación a la obra de Cristo y del Espíritu Santo. Además los Padres ven en la vida angélica un ideal de la existencia cristiana[13].
Entre los siglos VIII y XI se vuelve a proponer la angelología de los Padres. La investigación teológica del siglo XII se orientará hacia la idea de la espiritualidad pura de
los ángeles. Entretanto la angelología de Bernardo de Claraval (1091-1153) no se detiene en explicaciones filosóficas sino que su interés se centra en la acción de los ángeles a favor de los hombre en una perspectiva histórica-salfica[14].
El siglo XIII produce la teología escolástica que se ca-racteriza por la elaboración de diversas angelologías y demonologías. La angelología de Buenaventura, el «doctor seráfico», tiene su originalidad en relación a la espiritualidad, subrayando la presencia de los ángeles en todo el camino que el alma realiza hasta su unión con Dios[15]. La importancia de la angelología de Tomás de Aquino, llamado el «doctor angélico» reside en que defendió la doctrina tradicional (sobre la creación de los ángeles, jerarquías, función de proteger a los hombres, caída de Lucifer y de sus ángeles, su eterna condenación y sus asechanzas a los hombres), contra el ataque de opiniones filosóficas[16].
En el siglo XIV Juan Duns Scoto se separa de la reflexión de Tomás de Aquino y aproxima la espiritualidad angélica de la espiritualidad humana.
Los siglos XV, XVI y XVII presentan un doble fenómeno en la angelología: en cuanto que a nivel teológico[17] se acoge la angelología de la escolástica a nivel de vida cristiana y fe popular se desarrollaron múltiples expresiones, sea en el ámbito pastoral, litúrgico, así como en la predicación y formación de las conciencias[18].
La angelología de los inicios del siglo veinte tuvo que afrontar los problemas puestos por la teología liberal (del lado protestante) como del modernismo (del lado católico) así como de las cuestiones colocadas por las filosofías y ciencias positivas, la afirmación del antropocentrismo, la concepción existencialista y fenomenológica de la vida y el espíritu laicista y de secularización. Todo ello puso la existencia de los ángeles en una serie discusión.
Hasta el Concilio Vaticano II, los manuales de teología exponían la doctrina sobre los ángeles dentro del tratado De Deo creante et elevante. Conforme al procedimiento de la Summa theologiae de Tomás de Aquino los temas desarrollados eran tres: la creación de los ángeles, la elevación y la condena de los ángeles y la influencia de los ángeles sobre los hombres. Las afirmaciones de las tesis se demostraban por medio de la Sagrada Escritura, de los Santos Padres y del argumento teológico.
4.3.La situación contemporánea de la angelología
La panorámica actual se diversifica en ámbito protestante y católico.
4.3.1.La teología protestante
Desde Lutero hasta los tiempos actuales, la angelología y demonología protestantes ha ido desde una posición con-vencida de la realidad e importancia de los ángeles y demonios a través del mundo de la reforma de los tres primeros siglos y del neoprotestantismo del siglo XX hasta la posición del rechazo y de la indiferencia del tema con el protestantismo liberal y con los teólogos evangélicos mas recientes[19].
Si hasta la primera guerra mundial la teología evangélica mantuvo en relación con la angelología y demonología la po-sición del protestantismo liberal, es decir, de escepti-cismo aliado a perjuicios científicos que llevaba a una ne-gación y desaparición de la angelología, el panorama poste-rior, con la aparición de la teología dialéctica, presenta
dos posiciones, una de estilo simbólico, cuyo mayor repre-sentante es K. Barth[20], seguida por P. Tillich, P. Ricoeur,
4.3.2.La teología católica
La sistematización unánime que ofrecía la teología católica hasta hace unos tres o cuatro decenios con respecto a la doctrina de los ángeles y demonios ha dado lugar a una compleja polarización de posiciones que se pueden repartir en cinco direcciones teológicas: dos de cariz positivo, dos de cariz negativo y una intermedia.
4.3.2.1. Orientación afirmativa-tradicional
Este primer grupo de teólogos católicos se mantiene en la línea de las tesis de la teología escolástica y neoesco-lástica. Afirman como verdad de fe la existencia, la natu-raleza y la misión de los ángeles, así como la existencia de los demonios. En la mayoría de estos estudios que pre-cede a los años sesenta y setenta se tiene escasa consi-deración por las cuestiones puestas a la angelología y demonología por las ciencias bíblicas, historia del dogma y cultura moderna. Como representantes de esta posición se encuentran M. Schmaus[22], M. Flick-Z. Alszeghy[23], J. Danié-lou[24] y E. Peterson[25].
4.3.2.2. Orientación afirmativa-crítica
Un segundo grupo de teólogos sostiene la realidad de los ángeles y de los demonios como doctrina de fe y por lo tanto vinculante para los creyentes si bien afirmen que sea indispensable una rigurosa hermenéutica de los textos bíblicos y afirmaciones del magisterio que lleve a una mayor comprensión teológica de lo que es normativo y de lo que es opinable. En esta línea se sitúan H.U.von Balthasar[26], M. Seemann[27], K. Lehmann[28] y W. Kasper[29].
4.3.2.3. Orientación negativa
Un grupo de teólogos que siguen la línea del pensamiento protestante de Bultmann, llamada por Balthasar de «desmito-logización vulgar» (Vulgär Entmythologismus) asumen una orientación negativa hacia la realidad de ángeles y de-monios. Su representante más cualificado es H. Haag[30] y sus colaboradores. En la misma línea se coloca E. Schillebeeckx y B. van Iersel.
4.3.2.4. Orientación de duda
Otro conjunto de teólogos católicos opta por una posición de incerteza que desemboca en la desvalorización de la existencia de ángeles y demonios. P. Schoonenberg y A. R. Bastiaensen son los portavoces de esta orientación.
4.3.2.5. Orientación de la espera, del “non liquet”
Esta posición es defendida por K. Rahner[31]. Si bien ante-riormente sostuvo una posición afirmativa, opta por no pronunciarse ni a favor, ni en contra, ni poniendo en duda la personalidad de ángeles y demonios y espera que la solución a la cuestión de la existencia de los ángeles y de los demonios sea confiada al futuro de la fe y a la reflexión teológica.
5.Conclusión
La mentalidad posmoderna experimenta una fuerte atracción por la figura del ángel (los “ángeles” de la New Age) e interés por Satanás (Satanismo de adultos y satanismo de jóvenes). La teología católica actual sobre los ángeles, que hemos tratado en esta exposición, está dividida en una pluralidad de posiciones. Con todo ello, la angelología es importante por varias razones.
En primer lugar por causa de Dios. La Biblia certifica que los ángeles están totalmente al servicio de Dios. Ellos no existen para si mismos. En el libro del Apocalipsis, S. Juan que se quiere postrar a los pies del ángel que le reveló las cosas que iban a ocurrir, oye estas palabras del espíritu celestial: “No lo hagas, pues soy un siervo como tú y tus hermanos los profetas y los que guardan la palabra de este libro. Adora a Dios” (Ap 21,8-9).
En segundo lugar, la angelología contribuye para una mayor comprensión del hombre. Ante la existencia de los ángeles somos invitados a tomar conciencia de nuestra pequeñez –superando la tentación de creernos el centro del universo- y de nuestra grandeza única y singular ya que fuimos in-seridos en el plano de amor de Dios revelado en Jesucristo, que no asumió una forma de ángel sino que se ha hecho hombre: “¿No son ellos –exclama el autor de la carta a los Hebreos refiriéndose a los ángeles- espíritus litúrgicos destinados al servicio de los que deben heredar la salvación?” –refiriéndose a los hombres- (Hb, 1,14).
En tercer lugar, la angelología está subordinada a la cristología. Importante es el misterio de Cristo no el ser o la acción de los ángeles. Los ángeles están totalmente orientados a Cristo, desde su nacimiento hasta su ascensión a la derecha del Padre. La supremacía de Cristo sobre los ángeles es la novedad de la angelología del Nuevo Testamento: “Porque por Él mismo fueron creadas todas las cosas, las de los cielos y las de la tierra, lo invisible y lo visible, tanto los tronos como las dominaciones, los principados como las potestades; absolutamente todo fue creado por El y para El” (Col 1,16).
En cuarto lugar la angelología revela el drama entre el bien y el mal. Según la revelación bíblica, la historia del mundo es beneficiada por la presencia y acción de los ángeles pero también es caracterizada por la presencia y acción de un ser espiritual sobrehumano, pervertido y pervertidor, que se opone a la realización del Reino de Dios sobre la tierra y que intenta que el hombre se constituya «como Dios». Aunque el «príncipe de este mundo» ya ha sido vencido por la resurrección de Cristo, este tiempo entre las dos venidas se convierte en un tiempo de combate espiritual.
{1] Cf. DICTIONNAIRE DE THEOLOGIE CATHOLIQUE, théologie, vol. 15, Paris 1946, pp. 341-343. Para Erik Peterson «la teología difiere del mito en que, en ella, se presuponen y operan estas tres cosas: que hay Revelación, que hay fe y que hay obediencia» ( ¿Qué es teología? en Tratados teológicos, Cristiandad, Madrid 1966, p. 18).
[2] CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Instrucción sobre la vocación eclesial del teólogo, (24 de mayo de 1990), n. 6. Se puede consultar también el estudio de A.-M. HENRY, La teología, ciencia de la fe, in AA.VV., Iniciación teológica, I, Barcelona, Herder 1962, pp. 211-227. Una breve síntesis sobre la teología en general y su futuro en América latina es la obra de J. COMBLIN, Histórica da teologia católica, Herder, São Paulo, 1969; De relieve es el tratado de J.L. ILLANES – J.I. SARANYANA, Historia de la teología, B.A.C., Madrid 19962.
[3] Cf. E. DÍAZ, Posmodernidad, Biblos, Buenos Aires 1999, pp. 11-33. La “modernidad” se puede explicar como un proyecto en que la ciencia, la moralidad y el arte, al no estar ya fundidos en una religión revelada, se diferenciaron por primera vez en unas esferas de valor autónomas, gobernadas cada una por sus propias normas: verdad, justicia, belleza. Por otro lado se trataba de verter el potencial de esos dominios recién liberados al flujo subjetivo de la vida cotidiana (ver J. HABERMAS, La modernidad, un proyecto incompleto en H. FOSTER (ed), La posmodernidad, Kairós, Barcelona 1985). En cuanto que el modernismo giraba en torno de la búsqueda de un futuro mejor, la “posmodernidad” es un nuevo estadio de la historia, que acepta lo efímero, la fragmentación, la discontinuidad y lo caótico. Según Foucault –que es una fuente esencial para la argumentación posmodernista y cuyas ideas apelan a los diversos movimientos sociales que surgieron durante la década de 1960- las verdades universales y eternas, si existen, no pueden especificarse. El posmodernismo vuelve su mirada hacia esa tendencia del pensamiento, en particular la de Nietzsche, que propugna el caos de la vida moderna y coloca el pensamiento de la razón como al fragmentario. Por eso, en el posmodernismo son muy pocos los intentos de mantener claramente la continuidad de valores y de creencias. (H. DAVID, La condición de la posmodernidad. Investigación sobre los orígenes del cambio social, Amorrurtu editores, Buenos Aires 1998, pp. 25-55).
[4] Cf. J. SANCHO BIELSA, Ángeles in Gran enciclopedia Rialp (GER), II, Rialp, Madrid 1984, pp. 243-244.
[5] Ya S. Agustín llamaba la atención de que a los ángeles les son aplicados nombres dos nombres que indican respectivamente su misión y su naturaleza. “Los ángeles son espíritus, pero no por ser espíritus son ángeles. Cuando son enviados, se denominan ángeles, pues la palabra ángel es nombre de oficio, no de naturaleza. Si preguntas por el nombre de esta naturaleza se te responde que es espíritu; si preguntas por su oficio, se te dice que es ángel: por lo que es, es espíritu; por lo que obra es ángel (Enarrationes in Psalmos, 103, s. 1,15). Este texto es citado por Catecismo de la Iglesia católica, 329, al exponer la doctrina de fe sobre la naturaleza de los ángeles.
[6] Nuestra exposición se concentra en la doctrina de los ángeles, dejando para una próxima oportunidad tratar la demonología o tratado sobre los demonios.
[7] Acerca de la angelología bíblica consultar A. MARRANZINI, Ángeles y demonios in Diccionario teológico interdisciplinar, Madrid 1970, pp. 414-418; J. AUER/J. RATZINGER, Angelología, in El mundo, creación de Dios, III, Herder, Barcelona 19852, pp. 451-468; M. SEEMANN, Los ángeles, in Mysterium Salutis, II/2, Madrid 1970, pp. 1054-1076; A. CAQUOT/J. MILCH, Angelología bíblica, in G. TAVARD, Los ángeles in Historia de los dogmas, II/b, B.A.C, Madrid 1973, pp. 1-17.
[8] Para llegar a una interpretación de la Biblia que sea tan fiel cuanto posible a su carácter tanto humano cuanto divino, la PONTIFICIA COMISIÓN BÍBLICA publicó el 15 de abril de 1993 el documento La interpretación de la Biblia en la Iglesia, en donde se describen los diversos métodos exegéticos, se examinan algunas cuestiones hermenéuticas, se propone una reflexión sobre las características de la interpretación católica de la Biblia y el lugar que ocupa la interpretación de la Biblia en la vida de la Iglesia.
[9] Según la instrucción El estudio de los padres de la iglesia en la formación sacerdotal, de la CONGREGACIÓN PARA LA EDUCACIÓN CATÓLICA, “la teología nació de la actividad exegética de los Padres in medio Ecclesiae” (27: EV 11/2857).
[10] Para el desarrollo de este apartado cf. R. LAVATORI, Gli angeli, Marietti, Génova 1991, pp. 51-118.
[11] Las intuiciones teológicas de Agustín, obispo de Hipona, centradas sobre el momento de la creación de los ángeles, naturaleza y el modo como los ángeles conocen, marcarán el desarrollo posterior de la angelología.
[12] La obra, La jerarquía celestial, del PseudoDionisio que vive entre finales del siglo V e inicios del VI) describe con todo detalle los nueve coros angélicos, divididos a su vez en tres círculos y cada uno formado por tres coros. Por primera vez se presenta de un modo sistemático la comunión entre ángeles y hombres.
[13] A este respecto cf. G. M. COLOMBÁS, Paraíso y vida angélica. Sentido escatológico de la vida cristiana, Abadía de Monserrat, Barcelona 1958. El autor trae numerosos testimonios de los Padres de la Iglesia para indicar que la vida religiosa aquí en la tierra debe ser imitación de la vida que los ángeles llevan en el cielo. Además, la existencia cristiana debería entenderse como una aproximación cada vez mayor a la perfección de los ángeles.
[14] Cf. S. BERNARDO, Diecisiete sermones sobre el Salmo 90 in Obras completas, B.A.C., Madrid 1953.
[15] Para la síntesis del pensamiento de S. Buenaventura, cf. G. TAVARD, Los ángeles, o. c., pp. 63-66.
[16] Cf. G. TAVARD, Los ángeles, o. c., pp. 66-70. La novedad del pensamiento tomista está en que Sto. Tomás de Aquino admite la total espiritualidad del ser angélico, lo que hasta ese momento ningún otro autor lo había afirmado con tanta precisión. La síntesis tomista angélica determinará la angelología de la mayoría de los teólogos siguientes.
[17] La última gran síntesis de un tratado sobre los ángeles se debe al teólogo jesuita Francisco Suarez (1548-1617). Su estudio sobre los ángeles, el más extenso que se ha escrito, ofrece como un examen comparativo entre la angelología tomista y la escotista.
[18] Los escritos de S. Juan de la Cruz (152-1591) presentan una angelología y demonología en su relación con el camino espiritual del alma humana.
[19] Cf. G. GOZZELINO, Il contexto creaturale transumano: angeli e demoni in Vocazione e destino dell’uomo, LDC, Leumann (Turín) 1985, 356.
20 Karl Barth (1886-1968) presenta su angelología (Dogmatique, III/3, Génova 1953, pp. 82-249) en una visión que podría llamarse espe-culativa o simbolizante. No niega la existencia de ángeles y demonios, pero no se sabe si los ángeles son personas o no. En su intento de recristianizar el idealismo alemán, sobre todo de Schleiermacher, que rechazaba la doctrina sobre los demonios y admitía la representación bíblica de los ángeles aunque afirmando que no somos obligados a tenerla como verdadera doctrina cristiana, concibe lo referente al demonio como lo «nulo» (das Nichtige), no como lo meramente negativo de Hegel, sino lo rechazado por Dios y entregado a la desaparición.
21Según Bultmann (1884-1976) ángeles y demonios son expresiones tradicionales del cristianismo que entran en una forma de pensamiento mítico que es inaceptable para las mentes que han recibido una formación moderna científica: “Gracias al conocimiento de las fuerzas y de las leyes de la naturaleza, ha sido liquidada la fe en los espíritus y en
los demonios (…) No podemos servirnos de la luz eléctrica y de la radio o recurrir en caso de enfermedad a los modernos descubrimientos médicos y clínicos, y al mismo tiempo creer en el mundo de los es-píritus y de los milagros que nos ofrece el Nuevo Testamento” (Nuovo Testamento e mitología. Il manifesto della demitizzazione, Queriniana, Brescia 19702, pp. 109-110).
[22] Schmaus (1897-1965) sigue en su angelología («Los ángeles», in Teología dogmática, II, Rialp, Madrid 19612) y demonología el modo de proceder del esquema de los manuales neoescolásticos: afirmación de la tesis, demostración por medio de textos de la Escritura, de los Padres y del Magisterio, valor teológico y confirmación de la razón con algunas cuestiones secundarias. Se afirma como verdad de fe la existencia, la naturaleza espiritual y la misión de los ángeles, así como la existencia del diablo, su ser personal y su acción tentadora contra el hombre. El valor de la exposición está en el aspecto especulativo y en la fe de la Iglesia. Su estudio tradicional se ve enriquecido por las referencias a las dimensiones antropológica, cristológica, cosmológica y de historia de salvación de la angelología y demonología.
[23] M. FLICK-Z. ALSZEGHY, Gli angeli, in Il creatore. L´inizio della salvezza, Fiorentina, Firenze 19643, 513-738.
Consideran el aspecto “funcional” de los ángeles y de los demonios. Tienen una relación con la historia de la salvación. Además, Flick y Alszeghy señalan la dimensión antropológica ya que la acción de los ángeles y demonios revela el significado de la vida humana. Los dos profesores sistemáticos no olvidan, finalmente, indicar la dimensión cristológica: la subordinación de los ángeles al plano histórico-salvífico es de hecho una subordinación a Cristo. La reflexión teo-lógica de los ángeles y demonios no se reduce a los datos dogmáticos sino que tiene en cuenta las nuevas adquisiciones de la investigación exegética e histórica. En esta línea, la exposición de Flick ha encarado la cuestión específica sobre la personalidad de Satanás en la época contemporánea.
24A lo largo de sus escritos (especialmente su obra Los ángeles y su misión en los Padres de la Iglesia, Daniélou (1905-1974) afirmará, como dato esencial de la fe de la Iglesia, la objetividad personal de las criaturas espirituales. Junto a esta afirmación dogmática, una segunda línea de pensamiento atraviesa su reflexión teológica sobre los ángeles y es la consideración de los ángeles y de los demonios enlazados con la manifestación de Dios en la historia.
25Desde sus años de carrera el fenómeno de la mística preocupó a Peterson (1890-1960). Pues bien, Peterson desarrolló su teoría de la mística desde la relación entre la angelología y la liturgia. Reflexionó sobre la importancia de la angelología para la teología así como las relaciones teológicas entre el hombre y el ángel en general y las conexiones de los ángeles con la vida monástica en particular. Especialista de todo lo que toca a la literatura de los Padres de la Iglesia, estudió con detalle la angelología tal como la comprendían y enseñaban los Padres. El fruto de sus lecturas lo registró en un libro de alto interés por su abundante documentación: El libro de los ángeles, Rialp, Madrid 1957.
26Su teología sobre los ángeles (Cf. Ángeles y demonios in Teodramática, III, Encuentro, Madrid 1993, pp. 425-460 )será vista a la luz de la belleza de la revelación. Para Balthasar (1905-1988) los ángeles y los demonios no se pueden reducir a aspectos del Dios que se revela ni a respuestas positivas o negativas del hombre. Frente a los textos bíblicos que se refieren a los ángeles y a los demonios Balthasar asume la toma de posición a favor de la existencia de los ángeles y de los demonios: aquellos como personas teológicas y estos como realidades que han perdido su propia verdad personal.
27La posibilidad y el sentido de una doctrina sobre los ángeles y sobre los demonios es la preocupación de Seemann (Cf. Los ángeles in Mysterium salutis II/2, Madrid 1970, pp. 1054-1096). Su mérito se encuentra en exponer la angelología en la dimensión histórico-salvífica: los ángeles están asociados a la alianza de Dios con los hombres. Esta orientación de la angelología en clave de historia de la salvación implica la centralidad del discurso cristológico en el discurso sobre los ángeles. Seemann también profundiza en la dimensión antropológica de una teología sobre los ángeles indicando que aquellos ofrecen al hombre de acercarse a Dios y éstos constituyen una amenaza de destrucción.
28Lehmann (1936- ) desarrolla dos cuestiones de la demonología: la discusión de si el diablo existe o no existe y el problema de su modo de ser (Cf. Der Teufel-Ein Personalen Wesen? in W. KASPER-K. LEHMANN, Teufel-Dämonen-Besessenheit. Zur Wirklichkeit des Bösen, M.Grünewald, Mainz 1979, pp. 71-98 y Vom Geheimnis des Bösen. Vorfragen zur theolo-
gischen Diskussion um die Gestalt des Teufels, in Communio 8 (1979) 193-201. Responde positivamente a la discusión sobre la existencia del diablo. Admitido que el diablo es un ser personal Lehmann afirma que el concepto clásico de persona resulte insuficiente para explicar la personalidad del diablo. Su interpretación personal contribuye para hacer más comprensible la determinación del mal.
29 No se contentará con las afirmaciones sobre el diablo de la Escritura y de la tradición eclesiástica, sino que intentará establecer como deberá ser interpretadas (Artículos: Das Theologische Problem des Bösen in W.KASPER – K. LEHMANN, Teufel-Dämonen-Besessenheit. Zur Wirklichkeit des Bösen, Matthias-Grünewald, Mainz 1978, pp. 41-69; Die Lehre der Kirche vom Bösen in Stimmen der Zeit, 196 (1978) pp. 507-522; Negativität und Böses,II: Das Böse als theo-logische Problem, in AA.Vv., Christlicher Glaube in moderner Gesellschaft, b.9, Herder, Freiburg im Bresgau 19812, pp. 176-196. Más que dar una solución tratará de colocar el problema. Kasper intuye que la realidad del mal tendrá su lugar teológico en la historia de la libertad. Resultará insuficiente definir el mal como falta de bien, según la definición tradicional del mal, y deberá ser comprendido como lo nulo (das Nichtige), el no de la criatura a Dios.
30 Haag (1915-2001) publica tres libros para negar la existencia de Satanás: El diablo. Un fantasma, Herder, Barcelona 1973; Teufelsglaube (1974); Vor dem Bösen ratlos? (1978) y escribe dos artículos en la misma línea: Das Böse oder der Böse. Die Frage nach dem Teufel als theologische Frage (1975); Ein fragwürdiges römisches Studiendokument (1976). En nombre de la hermenéutica bíblica y teológica, con un proceso de desmitización, Haag pretende arrinconar y eliminar la existencia del demonio. Sustituye al demonio por pecado a través de una via inductiva. Su juicio no es el de intérprete de la Biblia sino la visión del mundo a él contemporánea.
31Rahner (1904-1984) siempre mostró interés por el tema de los ángeles. Aparte de los artículos que escribió relacionados con esta problemática teológica, en casi todas sus obras más importantes se encuentra una referencia a la angelología. Su preocupación por encontrar los conceptos y los términos teológica y ontológicamente exactos que ayuden a determinar la relación de los ángeles con el mundo material y con el mundo de los hombres se encuentra ya en 1938 en un artículo de la elaboración de su Esquema para una dogmática, y que más tarde sería publicado como el primer capítulo de su Schriften zur Theologie, Einsiedeln 1954, pp. 9-47. En cuanto a la estructura de su angelología, Rahner se inspira por las cuatro dimensiones metodológicas de su teología, es decir: transcendental, antropológica, histórico-salvífica y cristológica. En el último artículo sobre los ángeles, Über Engel, Schriften zur Theologie, XIII, 1978, pp.843-878, se distanciará de las reflexiones de los escritos anteriores y los ángeles presentados por Rahner tienen que ver más con un ensayo metodológico, con una angelología empírica a la que se le ha aplicado el método trascendental, que con una angelología neotestamentaria fundamentada en la dimensión cristológica.