Oraciones al final del Rosario
Oración por las vocaciones
Señor, ten compasión de Tu pueblo y suscita en el seno de la Iglesia buenos ministros, profetas y evangelizadores.
Señor, Tu misterio de Amor nos ha llamado a la vida. Da a muchos jóvenes un inmenso deseo de seguirte con todas las consecuencias. Que arda en sus almas la voluntad de vivir en Tu presencia, seguir Tus proyectos que son altos y sublimes, de renunciar al yo y dejar todo como los Apóstoles, a fin de ser Tus instrumentos vivos y disponibles para todo lo que quieres, cómo, cuando y donde quieres algo de ellos.
Santifica los sacerdotes y religiosos, y dales perseverancia, fidelidad a su vocación y misión, un santo celo en Tu servicio y la gracia de ser luz del mundo y sal de la tierra por una vida ejemplar.
Invocaciones:
Cristo es nuestra vida, nuestro camino, nuestra luz y salvación. Humildemente Le suplicamos:
- De las tinieblas del mal y del pecado, ¡líbranos, Señor!
- De todo egoísmo y voluntad propia,
- Del orgullo y de la soberbia,
- De la envidia y falta de caridad,
- De toda impureza, inmoralidad y de vicios,
- De toda irritación, nervosismo e inquietud,
- De la depresión, desesperación y del pesimismo,
- De toda mediocridad, indiferencia y superficialidad,
- De la tentación, seducción y del desvío de Tus caminos,
- De todo espíritu de separación y división,
- De la fuga de la Cruz y de los deberes,
- De toda tristeza, desilusión y de sospechas negativas,
- De toda liviandad que facilita el pecado,
- De matrimonios irregulares y de una vida pecaminosa,
- De toda infidelidad a Tus leyes y mandamientos,
- De toda ceguera espiritual y fanatismo,
- Del ateísmo, paganismo y de la incredulidad,
En Ti confiamos, en Ti esperamos y Te queremos amar, ahora y para siempre. Amén.
Intercesión:
Oremos a Dios Padre, que en Su Hijo levantado sobre la Cruz, atrae a Sí a todos los hombres y digamos con filial confianza: Escúchanos, Señor.
- Para que la Iglesia, fundada por Jesucristo sobre la roca de San Pedro, sea amada como Madre que quiere el bien de sus hijos, sea escuchada con docilidad y obedecida en sus directrices, oremos.
- Para que la liturgia y la oración sea nuestra alegría, conforten el alma y sean fuente de gracias para nuestra vida, oremos.
- Para que todos sigan la voz de su conciencia, cumplan sus deberes con fidelidad y constancia, carguen su cruz, evitando toda pereza y negligencia, oremos.
- Por la inocencia de los niños, la pureza de la juventud y la santidad de los matrimonios, oremos.
- Para que el pecado del mundo nos concientice de la necesidad de intercesión, expiación y oración incesante, oremos.
- Para que cada día crezca nuestro celo, ánimo y entusiasmo religioso, nuestra fe, esperanza y caridad y la confianza en la providencia de Dios en nuestra vida, oremos.
- Para que los Santos Ángeles nos protejan de todo mal, nos iluminen y guíen y nos muestren cada vez más claramente la voluntad de Dios, y no nos dejen en paz hasta que la cumplamos fielmente, oremos.
- Para que los Santos Ángeles alimenten en nosotros el espíritu de oración y contemplación, el santo fervor en el servicio de Dios y la alegría de poder servir de corazón, oremos.
- Para que la gracia divina preserve a la humanidad de vicios y pecados, sobre todo en este tiempo de Carnaval, y que nadie se deje seducir al pecado, oremos.
- Para que las almas de los difuntos descansen en la paz de Dios y las almas del purgatorio experimenten la misericordia infinita del Amor de Cristo, oremos.
En Tus manos, Señor, colocamos estas peticiones, con la confianza de que Tú siempre atiendes a Tus hijos en todas sus necesidades. Mándanos el auxilio de Tus Santos Ángeles y haznos fieles seguidores Tuyos, ahora y para siempre. Amén.