En la vida de SAN JUAN BOSCO se cuenta que el 31 de agosto de 1844, la mujer del embajador de Portugal debía ir de Turín a Chieti; pero, antes de emprender el viaje, fue a confesarse con san Juan Bosco, que le dijo que rezara tres veces la oración del ángel de la guarda antes del viaje para que su ángel la asistiera en los peligros. En determinado punto del camino, los caballos comenzaron obstinadamente a desobedecer al cochero y, al final, la diligencia y los viajeros se vieron envueltos en una caída tremenda. En tanto que las señoras gritaban, una puertecilla de la carroza se abrió, las ruedas chocaron contra un montón de cascajo, el coche se empina y arroja a cuantos iban dentro y la portezuela abierta se hace pedazos. El cochero saltó del pescante, las viajeras se ven en peligro de ser aplastadas, la señora resbala por tierra de manos y cabeza, y los caballos siguen corriendo desbocados. En este punto, la señora recurrió una vez más a su ángel… En resumen, las viajeras sólo tuvieron que reajustarse los vestidos y el cochero amansar a los caballos. Todos siguieron a pie, comentando vivamente lo sucedido
Sucedió en la vida de san Juan Bosco con un perro, a quien él llamaba Gris, y que se le aparecía cuando iba solo a su casa en medio de la noche. Nunca lo vio comer y se le apareció por espacio de 30 años, tiempo muchísimo más largo que la vida normal de un perro. San Juan Bosco también creía que era su ángel custodio, que se le aparecía para defenderlo de sus enemigos, que varias veces atentaron contra su vida. Y, en ocasiones, el perro Gris tuvo que enfrentarse a los malhechores que lo espiaban y a quienes hubiera destrozado si no hubiera intervenido en su favor el mismo Don Bosco.
Pues san Juan Bosco dedicó un novenario (digamos, teoría y práctica de la fe) en dar a conocer a quien tanto nos ayuda, tanto nos acompaña y tantas muestras da de paciencia con nosotros. Pues nada tan alejado de la realidad como esto porque san Juan Bosco demuestra, a la perfección, que se trata de un compañero de viaje al que no podemos olvidar. Así, día a día del novenario va haciendo hincapié en un aspecto de importancia en la relación Ángel Custodio-Custodiado:
-Sobre la bondad de Dios al destinarnos los santos ángeles custodios.
“Quiere Dios, en efecto, que un ángel nos ampare entre sus brazos desde el primer momento de aparecer en el mundo”.
-Sobre cómo los santos ángeles nos aman por consideración a Jesús y María: “La primera norma del amor que nos tienen los santos ángeles custodios la toma del mismo amor de Jesús… Se amplía también el amor de los ángeles gracias al gran amor que ellos tienen a María”.
-Sobre los beneficios diarios de los ángeles custodios: “No de otra manera nuestro ángel, desde el inicio de nuestro nacimiento, está junto a nosotros, va a nuestro lado, no nos abandona nunca durante todo el camino de nuestra vida”.
-Sobre la especial asistencia de los santos custodios en tiempo de oración: “En el tiempo de oración es cuando los ángeles nos ven de alguna manera como imitadores de la vida angélica, la cual consiste plenamente en una vida de unión con Dios y de amor de Dios”.
-Sobre la especial asistencia de los ángeles en tiempo de tentación: “Pero si no nos apartamos de aquel que está a nuestro lado… seremos firmemente sostenidos por manos angélicas a fin de que nuestro pie no tropiece en las insidias del enemigo”.
-Sobre la especial asistencia de los ángeles en las tribulaciones: “Además infunden en nuestro corazón un dulce consuelo”.
-Sobre la ternura del santo ángel custodio para con el pecador: “No por ello se retira ni abandona al que le agravió, sino que sufre y disimula y no omite medio alguno a fin de recuperar aquella alma desgraciada a las que siempre continúa amando”.
-Sobre la especial asistencia del santo ángel en la muerte: “Los cuidados que nos presta nuestro ángel durante la vida no tienen otra finalidad que procurarnos una preciosa muerte”.
-Sobre cómo el ángel custodio conforma a las almas del purgatorio: “Con frecuencia acude a alertarla con la esperanza de que pronto se acaben aquellas penas y pueda entrar en la celestial Jerusalén”.