Esta santa, cuya biografía escribió el dominico Raimundo de Capua († 1399 en Nürnberg), beato general de la orden y confesor durante bastantes años de santa Catalina de Siena, nació en 1268 en el seno de una familia noble de Gracciano Vecchio, cerca de Montepulciano. Ingresó a la orden de las dominicas a muy corta edad. Junto con su maestra de novicias, la hermana Margarita, fundó un convento en Proceno, en la provincia de Viterbo, el cual guiaría por muchos años. Posteriormente sería exhortada a causa de su excelente fama a instaurar un monasterio cerca de Montepulciano. Su vida religiosa estuvo dotada de carismas extraordinarios y visiones sobrenaturales, entre las cuales pueden incluirse varias visiones angelicales.

Según relata el beato Raimundo de Capua, diez veces en que santa Inés de Montepulciano no pudo asistir a la santa Misa, un Ángel le llevó la santa comunión.1

Asimismo, en otras ocasiones recibió consuelo y ayuda de un Ángel.2

El 20 de abril de 1317, santa Inés fue recibida en la comunidad celestial los Ángeles y los santos, como afirmaría el Papa Benito XIII el año 1726, en su canonización. Esto lo había confirmado con anterioridad la santa doctora de la Iglesia Catalina de Siena, quien visitó dos veces la tumba de santa Inés de Montepulciano y mencionó en algunas cartas y en sus Diálogos las virtudes de esta santa.