En la bula de su canonización, del Papa Clemente VIII (29 de abril de 1601), se atribuye a este santo una familiaridad extraordinariamente íntima con su santo Ángel de la guarda, quien, como relata su biógrafo Miguel Llot (De laudabili vita et de actis B. P. Fr. Raymundi de Penia Forti enarratio, Roma, 1595), lo despertaba regularmente para la oración nocturna.