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- Autor de la entrada:Cornelius Pfeifer
- Publicación de la entrada:30/04/2020
- Categoría de la entrada:Sin categoría
Adviento 2017: ¡La pobreza que nos trae alegría!
La fiesta del amor de Dios Padre por la humanidad se acerca cada vez más y nuestros corazones sienten cada vez más el llamado a «Gaudete», «¡Alégrate en el Señor!» Es la fiesta del amor dado por el Padre celestial, lo más grande que nos pudo dar, que nos fue dado en Su Hijo. Y ese DIVINO HIJO, que se sienta eternamente en el Trono con el Padre y el Espíritu Santo, se vació de Su gloria y esplendor y se hizo tan pequeño, tan pequeño como uno puede llegar a ser, «un Niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre» (Lc 2,12). «Era rico y, sin embargo, se hizo pobre para enriquecernos a través de su pobreza» (2 Cor 8,9). Esta fiesta del amor generoso del Padre solo puede ser respondida dándonos a nosotros mismos, entregando nuestros corazones al Señor. Así también nosotros queremos hacernos pequeños, como niños, pobres, despreocupados, queriendo solo una cosa: ¡Dios! poseyendo solo una cosa: ¡Dios! Porque la Navidad es la solemnidad de la primera de las ocho Bienaventuranzas que Nuestro Señor predicó en la cima de la montaña: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de Dios» (Mt 5,3).