San Juan Gualberto († 12 de julio de 1073)

De este santo, fundador de una orden religiosa, se refiere que poseía una gran veneración a los santos Ángeles. Además, en un libro de oración que se le atribuye ‑al menos estaba en su posesión y lo usaba regularmente‑ aparecen varias oraciones propias al santo Arcángel Miguel y a los otros Ángeles.1

Nació alrededor del año 1000 de una familia noble cerca de Florencia; siendo muy joven se hizo monje benedictino en San Miniato. Por haber dominado allí un espíritu anti-eclesial, Juan Gualberto se retiró por algún tiempo a Camaldolí, cerca de Arezzo, al convento principal de la orden de los camaldulenses, fundada por san Romualdo; hacia el año 1030 construyó un eremitorio en Acquabella, en el declive occidental del Prato Magno (oriente de Florencia), región que posteriormente se llamó Valombrosa (valle sombreado). Este eremitorio se convertiría en el convento principal de la congregación benedictina valombrosana, familia religiosa de la que Juan Gualberto es considerado abad fundador, que observa la regla de san Benito, así como sus propios estatutos. De este santo son famosos, principalmente, su amor heroico a los enemigos, demostrado al perdonar al asesino de su hermano un Viernes Santo, y su lucha continua contra la simonía y concubinato entre los clérigos. En este su celo por la pureza y santidad de la Iglesia le brindaría una gran ayuda la veneración a los santos Ángeles.

La relación especial de este santo con los espíritus celestiales puede apreciarse todavía tres días antes de su muerte, cuando fue fortalecido en una visión por su Ángel de la guarda:

 

En forma de un monje vestido de blanco, su Ángel de la guarda se mantuvo al lado de san Juan Gualberto, consolándolo en sus últimas horas de vida terrenal. Solamente el santo podía verlo, admirándose de que sus compañeros no lo distinguieran. Les preguntó: “¡Cómo! ¿No habéis visto a la mesa al hermano vestido de blanco?” “¿Qué hermano?”, preguntaron. Y el santo respondió: “Aquel joven que vive con nosotros y siempre está dispuesto a ayudarme; ¿de dónde ha venido y cómo se llama?” Entonces, el beato Leatus, abad del convento del Arcángel san Miguel (San Michele Arcangelo) en Passignano, cerca de Florencia, que también se encontraba entre quienes asistieron a la muerte de Juan Gualberto, le cuestionó: “¿No sabes que este joven vino del monte del Señor y se llama Benigno?” Y el santo reconoció, con la luz del Espíritu Santo, que era su Ángel de la guarda, llegado realmente del monte del Señor, es decir, del cielo, quien no podía tener otro nombre sino Benigno (el Bondadoso). El Señor había designado un Ángel con este nombre para Juan Gualberto, porque también él, mucho más que otros hombres, había comunicado de manera excepcional a los hermanos a él confiados esta benignitas (bondad). Esto se relata sobre la vida y muerte de este santo.2

1 Cfr. A. Wilmart, “Le manuel des prières de saint Jean Gualbert”, en Revue Béné­dictine, XLVIII, 1936, pp. 259-299.

2 P. di Re, Giovanni Gualberto nelle fonti dei secoli XI-XII, Studio cri­tico, storico, agiografico, Roma, 1974, pp. 112-113.